Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

somos agua pero todavía morimos de sed, aire pero aún no sabemos cómo elevarnos, fuego pero incapaces de dar calor, tierra pero nos asusta volver a ella, somos dioses con complejo de hombre, capases de crear un universo unicamente nuestro,pero nos falta amor, y fe.

La Cura Cósmica

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La cura cósmica consiste en volver a encauzar al ser humano a su origen interno, es la consciente unificación de la voluntad personal con la voluntad superior del individuo. Se realiza mediante la sintonía con la realidad espiritual, y se inicia cuando queremos saber cuál es la verdadera meta de la vida.

Este proceso de cura sólo se intensifica cuando nos entregamos a los niveles superiores de nuestro ser ?lo que podemos hacer de manera simple, dirigiéndonos a esos niveles internos de la consciencia, pero con toda sinceridad: Quiero ser aquello para lo cual fui creado. Haré lo que sea necesario para lograrlo.
Al entregarnos así a la voluntad interna del yo superior, podemos desempeñar el papel que nos corresponde en el universo en el que vivimos y entrar en armonía. Y, a medida que esa armonía llega al plano físico, las enfermedades pueden eliminarse, porque surgen justamente cuando hay desvíos en el camino trazado para nosotros.

Si estamos preocupados solamente por retirar algún malestar físico, emocional o mental, quedamos limitados a los problemas de la personalidad y, así, impedimos que ocurra una verdadera cura, que no sea paliativa.

Debemos aproximarnos con humildad a la cura cósmica, en un estado interno de silencio, de imparcialidad ante lo desconocido. Debemos aprender a callar y a observar.
Callar significa no crear expectativas. Si ya nos ofrecimos, nuestro yo superior nos escuchó. En realidad, sabe de nuestras necesidades antes de que nos dirijamos a él.

Observar es estar atentos para percibir lo que el yo superior quiere de nosotros, lo que debemos cambiar. Si hay enfermedad, es porque no estamos practicando aquello para lo cual fuimos creados.
Si no nos transformamos, ningún curador puede resolver nuestro problema. En realidad, para que la cura se torne efectiva, la forma de actuar de la medicina común debe complementarse con procedimientos que consideren al ser en su totalidad y que lo lleven a armonizarse con sus realidades profundas.
El curador espiritual trasciende los aspectos materiales del paciente. Para ello interactúa con leyes internas. El trabajo del curador comienza en su propio ser: él tiene que sanar sus desarmonías antes de convertirse en vehículo de cura para los demás. Solamente cuando comienza a unirse a su voluntad superior, dentro de sí mismo, es que comienza a transmitir la energía de cura a la que nos estamos refiriendo.
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Hay médicos y terapeutas que se tornan curadores. Hay también curadores que dejan de serlo por usar la energía de cura con propósitos egoístas, por explotar comercialmente su trabajo. Mientras que la medicina y la terapia normales se ejercen legalmente mediante pago, la cura cósmica es incompatible con cualquier tipo de retribución. Dar de gracia lo que por gracia se recibe, es una ley expresada por Jesús, un curador, y esa ley continúa rigiendo el servicio de todos los curadores auténticos.
Prácticamente no hay, en la superficie de la Tierra, quien no necesite de cura. Por eso, existen en la Tierra centros suprafísicos dedicados a la cura cósmica, algunos de los cuales fueron revelados. Ese es el caso de Aurora, civilización no física que está situada en una región intraterrena del Uruguay y cuya irradiación llega hasta la superficie. No hay límites para la cura cósmica: actúa más allá de las dimensiones materiales. Así, si tenemos la intención de realizar la voluntad de nuestro yo superior, podemos establecer contacto telepático con centros como Aurora, no importa que estemos en otras dimensiones de consciencia.

Si nuestra actitud es correcta, la energía de cura puede tornarse una realidad para nosotros. Entre los recursos disponibles para entrar en contacto con ese nivel de cura, los más poderosos y cercanos a nosotros son la fe y la devoción a lo más elevado que podamos concebir.
De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Del libro: CURAR ES SIMPLE, Editorial Kier

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