En 1938 el doctor Wilhelm, un arqueólogo austríaco, al revisar material almacenado en el Museo de Bagdad halló un objeto que podría alterar drásticamente los conceptos aceptados sobre el conocimiento antiguo.
Era un recipiente de unos 15 cm. de alto de cerámica amarilla, que contenía un cilindro hecho de una hoja de cobre de doce por casi cuatro centímetros. La costura del cilindro estaba soldada por una mezcla de estaño 60/40 similar a la que se usa hoy en día para soldar. El fondo del cilindro estaba terminado con un disco de cobre con los bordes doblados en forma de tapa y sellado con un material bituminoso como el asfalto. Otra capa de asfalto sellaba la parte superior, sosteniendo una varilla de hierro suspendida en el centro del cilindro de cobre. La varilla mostraba evidencias de haber sido corroída por un agente ácido.
El doctor Konig tenía conocimientos técnicos que le permitieron darse cuenta de inmediato de que se hallaba ante una antigua pila eléctrica.
La antigua pila hallada en el Museo de Bagdad, Irak, al igual que otras que fueron desenterradas en ese país, está fechada en la época de la ocupación Partiana, entre 248 antes de Cristo y 226 después de Cristo. En el Museo de Bagdad el doctor Konig encontró, además, vasos de cobre cubiertos con una fina capa de plata que fueron extraídos de excavaciones en sitios sumerios en el sur de Irak, fechados en por lo menos 2500 antes de Cristo. Haciendo una leve incisión en estos vasos se descubrió una delgada pátina azul que es característica de los trabajos plateados por electrólisis sobre una superficie de cobre. Parecería ser que los Partianos podrían haber heredado sus pilas de una de las más antiguas civilizaciones que se conoce.
Después de la II Guerra Mundial el ingeniero estadounidense Willard Gray viajó a Bagdad para buscar más datos sobre este artefacto. Su experimento consistió en crear una réplica del artefacto y usar un líquido alcalino que estuviera al alcance de los habitantes de Irak de la época, que no fue más que zumo de uva corriente. Lo vertió en su recipiente e introdujo además una estatuílla de plata. Aplicó la corriente de su réplica a la supuesta batería de Bagdad, y tras dos horas la estatuilla se volvió dorada. Esto demostró que la batería funcionaba, y que su probable uso era de restaurar objetos de plata.
Otras pruebas se han hecho con vinagre, con resultado positivo, obteniendo 0,87 V. Varias celdas en serie habrían dado suficiente potencial como para hacer el plateado electrolítico de pequeños objetos.
Esta batería de Bagdag se parece a las primeras baterías de mitad del siglo 19, y ambas funcionan de una manera similar. Son un recipiente que contiene electrodos positivos y negativos separados por un fluido electrolítico.
Por desgracia, la batería de Bagdad, que se encontraba en el Museo Arqueológico de Bagdad, ha desaparecido bajo los escombros por causa de un bombardeo estadounidense durante la última guerra de Irak.
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