El inconsciente es también un instrumento para el centro de la conciencia, desde donde la conciencia fluye por todos los niveles.
La gente en general permanece sólo en la conciencia del cuerpo; están conscientes del cuerpo, de las relaciones, de lo que tienen y de los objetos que no tienen.
Pero veamos lo que sucede a ese nivel de conciencia cuando estamos en estado de sueño profundo.
La mujer por la que uno vive, el hijo por el que uno se dejaría matar, la propiedad por la que uno pelearía –uno de repente pierde conciencia de ellos.
Uno llega a ese estado de inconsciencia y se olvida en absoluto de todo.
Así es que no sólo somos ciudadanos de dos mundos, el externo y el interno; también somos los residentes interiores de tres estados –vigilia, sueño con experiencia onírica (sueño REM) y sueño profundo.
Estamos despiertos muchas horas, soñamos, y después pasamos al estado de sueño profundo.
Cada individuo tiene su propio mundo privado, y este recibe el nombre de “mundo de los sueños”.
También creamos mundos alrededor de nosotros y fuera de nosotros en el estado de vigilia con nuestras relaciones, los distintos roles, pertenecías y posesiones.
Inclusive aunque uno examinado los tres estados, uno sigue siendo una y la misma persona.
Un tonto se va adormir y cuando se despierta sigue siendo un tonto.
La personalidad no se transforma en el transcurso de la noche; no hay cambios.
Entonces. ¿qué es lo que hace a un sabio?
Uno se hace sabio si logra el cuarto estado, el estado del más allá.
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