Cada día que va pasando desde que tomé la determinación de lograr mis objetivos en la vida -todos queremos ser exitosos pero pocas personas tienen la determinación de serlo porque no están dispuestas a pagar el precio que ello exige- he ido comprobando de manera más explícita y experimental que el camino al éxito te aleja de amigos que antes habían estado cerca de tí y de alguna manera reduce considerablemente el círculo de personas con las que puedes realmente compartir.
Y no me estoy quejando. Realmente no siento nada de ganas de compartir con gente negativa, ni con perdedores, ni mucho menos con gente quejumbrosa. Siento la necesidad de rodearme sólo de personas exitosas y positivas y el hecho de poder elegir las personas allegadas a mí y hacerlo de una manera completamente consciente y deliberada me hace sentir que tengo poder.
Me interesa -en el más amplio de los sentidos- que aquellos con quienes comparto espacios sean personas pensantes, exigentes, con deseos y determinación de éxito y es fabuloso poder practicar un intercambio de energías sólo y exclusivamente con esas personas porque son estos seres los que me brindan motivación y con su comportamiento y enseñanzas reafirman mis convicciones. Los otros no aportan nada a mi crecimiento.
Si quieres éxito rodéate de personas exitosas. Si no te interesa el éxito puedes seguir siendo una víctima y seguir rodeado de victimarios toda tu vida.







No hay comentarios:
Publicar un comentario