Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

somos agua pero todavía morimos de sed, aire pero aún no sabemos cómo elevarnos, fuego pero incapaces de dar calor, tierra pero nos asusta volver a ella, somos dioses con complejo de hombre, capases de crear un universo unicamente nuestro,pero nos falta amor, y fe.

Siete grandes profecías de Apocalipsis sobre el fin

Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de
Dios.” Apocalipsis 14:18-19.
Identificación inicial de los siete pasajes que presentan
las profecías claves sobre el fin del universo y del tiempo

-Apocalipsis 6:12-17 y 8:1 -Apocalipsis 10:5-7; 11:15-19

-Apocalipsis 14:14-20 -Apocalipsis 16:1-21

-Apocalipsis 18:21-24 -Apocalipsis 19:20-21

-Apocalipsis 20:7-10

-Desglose de acontecimientos y manifestaciones

-El cumplimiento de estas profecías proyectado para el “poco de tiempo”
-Duración del “poco de tiempo” –¿Estamos viviendo el “poco de tiempo”?

-El fin catastrófico del universo material corroborado por numerosos textos del Nuevo Testamento

I. Introducción.
A. En el Capítulo Uno de este “Análisis”, hicimos un viaje por la “Dimensión del Tiempo”, levantando vuelo en nuestras “Naves del Tiempo” y volando hacia atrás, hasta llegar al año 95 d. C., motivándonos e impulsándonos el deseo de establecer un trasfondo histórico adecuado y claro para el estudio de Apocalipsis.
B. Realizado exitosamente aquel viaje, en este Capítulo Dos, partiendo del presente, giramos nuestra mirada hacia el futuro, hacia tiempos previstos en Apocalipsis que todavía no transcurren. El único medio confiable de alcanzar conocimiento fidedigno del futuro es el de las profecías y revelaciones dadas por Dios mismo en la Biblia, siendo el libro de Apocalipsis la fuente más rica de este saber divino. Multitudes de personas, algunas de ellas meramente curiosas, otras, pues ansiosas, y todavía otras, peligrosamente obsesionadas por lo que traiga el mañana, consultan a astrólogos, adivinos, magos, profetas o parapsicólogos. Buscan señales o pistas doquier, recurriendo a agüeros de todo tipo.
-“Agüero. (Del lat. augurĭum). m. Procedimiento o práctica de adivinación utilizado en la Antigüedad y en diversas épocas por pueblos supersticiosos, y basado principalmente en la interpretación de señales como el canto o el vuelo de las aves, fenómenos meteorológicos, etc. 2. Presagio o señal de cosa futura. 3. Pronóstico, favorable o adverso, formado supersticiosamente por señales o accidentes sin fundamento.” (Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)
Lastimosamente, estas muchedumbres desperdician su tiempo y recursos, afanándose la inmensa mayoría por asuntos terrenales de comparativamente poca importancia, o quizá ninguna. Peor aún, por conocer íntimamente a los seres malévolos de las tinieblas del mal. Ignoran que solo “el único Dios verdadero” (Juan 17:3) es quien sabe a ciencia cierta el futuro, y además, lo que es realmente importante para nosotros los seres humanos, ya que somos creación suya. De hecho, por el vehículo de sus profecías y revelaciones, Dios nos traslada al futuro para que veamos claramente importantes eventos a transcurrirse, en los que participarán infinidad de seres humanos, ya sea para su gloria eterna ya para su vergüenza y perdición sin fin. Asombrosamente, las profecías divinas nos proporcionan el fantástico privilegio de andar por el futuro como si ya fuera una realidad. El sabio y entendido aprovecha al máximo tan magnífica oportunidad, aprendiendo y orientándose para evitar sorpresas ingratas, o aun fatales, para su alma. “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (1 Tesalonicenses 5:4). “Aquel día” de la Segunda Venida de Cristo.

El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.”
(Apocalipsis 16:17-19).

C. Siete textos apocalípticos que abren algunas ventanas del futuro. Escrutando analíticamente, repetidas veces, los veintidós capítulos de Apocalipsis, discernimos siete pasajes proféticos claves que presentan circunstancias y eventos relacionados específicamente con el fin del tiempo. La identificación e interpretación acertada de estos siete pasajes es indispensable para la colocación correcta de las demás profecías en la línea del tiempo. ¿Por qué no comenzamos en este mismo Capítulo Dos el análisis de la visión sobre los veinticuatro ancianos, los cuatro seres vivientes y el Cordero encontrado digno de abrir el “libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos” (Apocalipsis, los Capítulos 4 y 5), siguiendo así la secuencia de las visiones y profecías tal y como aparecen en Apocalipsis? ¿Con qué lógica estudiar primero las profecías sobre el fin del universo y del tiempo, para luego volver atrás y estudiar las profecías que descubren condiciones y eventos que anteceden el tiempo del fin? Respetado lector, la razón de peso para nosotros es la siguiente: deseamos establecer, definitivamente, el límite de la “línea apocalíptica del tiempo” de acuerdo con las indicaciones de algunas profecías claves.
1. ¿Llega la “línea apocalíptica del tiempo” solo hasta el año 70 de la Era Cristiana, o hasta el año 325, el 476, el 1985, el fin del Milenio, o hasta el fin del tiempo? ¿Hasta cuándo llega?
2. Según nuestro análisis, la “línea apocalíptica del tiempo” llega hasta la destrucción del planeta Tierra y el fin del tiempo mismo, o sea, para la tierra y sus habitantes llega hasta el punto cuando el tiempo no será más. Una vez establecido el límite de la “línea del tiempo”, sabremos no buscar el cumplimiento de las profecías en el tiempo más allá del límite. Por ejemplo, algunos comentaristas fijan el término de la “línea” para el año 70 d. C.; otros, para el año 476 d. C. Por consiguiente, se ven obligados a buscar el cumplimiento de las profecías en los años previos al 70 d. C., o al 476 d. C., según sea su interpretación. Al mostrar satisfactoriamente el que escribe que la “línea” se extiende hasta la destrucción de la tierra y el fin del tiempo mismo, no tendremos que limitar el cumplimiento de todas las profecías al tiempo antes de las fechas mencionadas. Ahora bien, no faltan expositores que estiran la “línea” más allá de la Segunda Venida de Cristo. Su proyección los lleva a pautar el cumplimiento de algunas profecías apocalípticas relacionadas con esta tierra para el tiempo después de la Segunda Venida. Según postulan, el planeta Tierra seguiría existiendo después de la Segunda Venida de Cristo. Este error mayúsculo engendra todavía otro, a saber, programan una Tercera Venida para Cristo, acontecimiento que el Señor nunca contempla y que los apóstoles tampoco profetizan o enseñan ni por asomo de inferencia.
3. Fijar con exactitud el límite de la “línea apocalíptica del tiempo” es absolutamente vital para la interpretación de las profecías. Por lo tanto, le suplicamos que examine usted, estimado lector, con mucha paciencia, las evidencias y los argumentos presentados en este Capítulo Dos. En el Capítulo Uno, establecimos el punto preciso del inicio de la “línea” para el año 95 d. C. En el presente Capítulo Dos, buscamos y establecemos el otro extremo de la “línea”, es decir, su punto final. Este Capítulo se hace extenso debido a la abundancia de evidencia y argumentos traídos para sostener la interpretación dada a los siete textos que proyectamos analizar. Con todo, quizá no se canse el lector, pues ¡nada tan impresionante, emocionante o llamativo como andar por el futuro, introduciéndonos en el peligroso “poco de tiempo”!, el cual será la última etapa de la estancia de nuestra raza sobre este planeta, tratándose del tiempo corto que precede la llegada del jinete del caballo blanco con sus ejércitos celestiales (Apocalipsis 19:11-21). No nos sorprendería que le estremezcan de pies a cabeza los escenarios y las señales, tanto terrenales como celestiales, de aquel tiempo futuro, pues hacen acto de presencia en los escenarios futuristas seres extraños tales como “el gran dragón escarlata”, la bestia con diez cuernos, la “gran ramera” y “tres espíritus inmundos a manera de ranas”. También personajes poderosos tales como “el falso profeta” y el “cuerno pequeño”. No faltan reyes y naciones que caigan bajo el dominio de Satanás. Tampoco cristianos fieles, valientes y sacrificados, con sus “dos testigos” al frente. Estalla una guerra peligrosísima llamada “Armagedón”, ocurriendo, después de este gran conflicto universal entre el Bien y el Mal, el fin de la permanencia humana en la tierra, como además el fin de la tierra misma y el fin del tiempo. Un “gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás”, hace desplomarse las ciudades en todo el mundo. Granizo que pesa kilos, voces estruendosas, relámpagos y truenos espantosos azotan a la tierra y sus habitantes. ¿Se atreve usted a trasladarse, juntamente con nosotros, a aquellos tiempos futuros, a presenciar, mediante las profecías divinas, los últimos días agónicos de la tierra y el fin violento de los impenitentes? Haciéndolo, pensamos que no desperdicie su precioso tiempo. Así que, ¡ánimo, hasta el fin de este Capítulo!
4. Una vez fijemos con exactitud, mediante las indagaciones hechas en este Capítulo, el extremo futuro de la “línea apocalíptica del tiempo”, procuraremos colocar correctamente en la “línea del tiempo” los sellos, las trompetas, las dos bestias, los diez cuernos, el cuerno pequeño, la gran ramera, los siete reyes, el octavo rey, la mujer vestida del sol, el Milenio, etcétera. ¡Qué aventuras nos esperan! Para el que escribe, Apocalipsis es un libro repleto de grandes aventuras electrizantes, conmovedoras, sorprendentes y aleccionadoras. Los escenarios son variados y espectaculares, abarcando continentes, mares y regiones celestes. ¡No pierda usted, pues, ninguna de las aventuras!
D. Demostrado de manera concluyente que siete pasajes proféticos de Apocalipsis enfocan el fin del universo y del tiempo mismo, quedará plenamente comprobado que no todas las profecías apocalípticas fueron cumplidas en el Siglo I de la Era Cristiana, o durante el tiempo del Imperio Romano hasta el año 476. De hecho, afirmamos confiadamente que las profecías de Apocalipsis cubren desde fines del Siglo I hasta el fin del tiempo mismo.
E. Para que no se le escape la gran importancia de la frase “fin del tiempo”, le invitamos a concentrar su atención en ella y tenerla presente desde este punto en adelante. El ángel que se para “sobre el mar y sobre la tierra” juró “que el tiempo no sería más” (Apocalipsis 10:5-6). La cesación del tiempo mismo, como magnitud física que gobierna, por voluntad del Creador, la duración de lo material, significa la desaparición de toda cosa temporal, de toda cosa hecha, de toda cosa que se ve, incluso, la tierra misma (2 Corintios 4:17-18; Hebreos 12:25-29). Significa la consumación de los designios de Dios para la tierra y sus habitantes (Apocalipsis 10:6). Al no ser más el tiempo, ¡tampoco será más la tierra! ¿En que momento dejará de ser el tiempo? Dios nos dice precisamente cuándo a través de las profecías que reveló al apóstol Juan en Apocalipsis. ¿Dejó de ser el tiempo en el año 70? ¿En el año 476? ¿Después? ¿Cuándo deja de ser el tiempo?

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