Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

somos agua pero todavía morimos de sed, aire pero aún no sabemos cómo elevarnos, fuego pero incapaces de dar calor, tierra pero nos asusta volver a ella, somos dioses con complejo de hombre, capases de crear un universo unicamente nuestro,pero nos falta amor, y fe.

EL HOMBRE NUEVO






La idea del prototipo del “hombre nuevo”, ha creado recientemente muchas discusiones con no muy buenos resultados. El hombre normal es propenso a resentirse por sta “denominación”, ya que presiente como si fuera privilegio de unos pocos ascender a las alturas para dominar a los demás, por algún poder limitador de la dignidad o libertad humana.

Es como si el Hombre nuevo fuera una glorificación de un raro y solitario superego, que ha superado a los otros en las cualidades humanas.







No obstante este significado del Hombre nuevo, no es más que una parodia intolerante y mezquina. El evangelio de esta verdadera humanidad nos lo presenta como el ideal magnánimo, misericordioso y noble para toda la raza humana en vías de desarrollo. El Hombre nuevo es el fruto del equerimiento hecho al hombre mismo por la evolución de la Naturaleza hacia lo Superior, y que ya casi se adivina. Y cuando eso se imagina y se comprende, es la Idea que llega a ser la semilla más potente que queda ser sembrada en la tierra, para un nuevo crecimiento.




AUTORECONOCIMIENTO

El Hombre nuevo puede auto reconocerse por un mandato (algo que sabe) esencialmente interno; es como una ley secreta de su Unidad que conoce la ley de otro ser y la del ser del mundo.




Siente una NECESIDAD que le compele y obliga a realizar sus grandes posibilidades propias, por un mandato divino que le llega a la superficie mental pero en esencia es un impulso interno de su alma que busca exteriorizarse en el individuo.

“Tenemos entonces dos principios en la Vida: la necesidad o la voluntad del ego separado de sobrevivir en su distinción y conservar su identidad, y la compulsión impuesta por la Naturaleza de fundirse con los demás”




Pero Dios es muy complejo y la tentación del intelecto humano es buscar el camino más corto y fácil hacia la Naturaleza Superior. Por lo que generalmente optamos por dedicarnos compulsivamente a algún trabajo relacionado con la ayuda o el amor que satisfaga temporalmente nuestros impulsos. O bien buscamos nuestra salvación individual, escapando al cielo en un acto de supremo egoísmo, dejando a los demás abandonados en la tierra. Si los más preparados pretendieran escaparse de esta manera liberándose a ellos mismos, que sería de los menos preparados, abandonados a su suerte en esta tierra. El hombre nuevo siente la necesidad de quedarse en esta tierra hasta que la última alma humana sea liberada del yugo de la esclavitud.

“Sin embargo, ésta no puede ser la última etapa; esa sólo puede alcanzarse cuando se armonicen los dos principios, cuando el individuo pueda persistir en la conciencia de su individualidad y con todo fundirse con los demás sin alteración del preservador equilibrio ni interrupción de la supervivencia.”

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