Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

somos agua pero todavía morimos de sed, aire pero aún no sabemos cómo elevarnos, fuego pero incapaces de dar calor, tierra pero nos asusta volver a ella, somos dioses con complejo de hombre, capases de crear un universo unicamente nuestro,pero nos falta amor, y fe.

La huella de Jesús de Nazaret, en la Historia




Además de los evangelios, del resto de libros del Nuevo Testamento y de los escritos cristianos apócrifos, existen unas pocas referencias a Jesús de Nazaret en escritos no cristianos próximos a su época. La alusión más antigua no cristiana a Jesús de Nazaret se encuentra en la obra de Flavio Josefa, Antigüedades judías (escrita hacia los años 93-94), más de medio siglo después de la muerte de Jesús (alrededor de 30). Todavía en el siglo II las menciones son muy escasas y aunque ninguna de ellas aporta información sustancial para conocer la vida o el mensaje de Jesús de Nazaret, todas ellas son una muestra de la huella de Jesús en la historia de la civilización humana.


Las Antigüedades judías son una crónica del historiador judeoromano Flavio Josefo que narra la historia del pueblo judío de una manera razonablemente completa. Los intereses de Flavio Josefo —entre ellos, ganar la simpatía de Roma hacia los judíos— lo llevan, sin embargo, a minimizar las noticias que pudieran resultar conflictivas.

Josefo no menciona a los líderes del pequeño grupo de cristianos (Pedro y Pablo) ni a María, la madre de Jesús. Sin embargo, dos párrafos tratan directamente de Jesús:

En el capítulo 18, párrafos 63 y 64 se encuentra un texto denominado tradicionalmente testimonio flaviano (Antigüedades judías, 18:3:3):

Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, [si es lícito llamarlo hombre], porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos gentiles. [Era el Cristo.] Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, [porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él.] Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos.

Antigüedades judías18:3:3.

Por su parte el abogado, escritor y científico de la antigua Roma. Plinio el Joven, entre el año 100 y 112 escribió al emperador Trajano acerca de los cristianos:

...cármenqüe Christo, quasi Deo, dícere pervicacia et inflexíbilis obstinatio.
...le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen) con perseverancia e inflexible obstinación

También encontramos en un texto atribuido a Cornelio Tácito (Cornelius Tacitus) (55 – 120) quien fue un historiador, senador, cónsul y gobernador del Imperio Romano, el cual ofrece otra referencia histórica.

Ergo abolendo rumori Nero subdidit reos et quaesitissimis poenis adfecit, quos per flagitia invisos vulgus Chrestianos appellabat. Auctor nominis eius Christus Tibero imperitante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat; repressaque in praesens exitiabilis superstitio rursum erumpebat, non modo per Iudaeam, oríginem eius mali, sed per urbem etiam, quo cuncta mundique atrocia aut pudenda confluunt celebranturque.

Por lo tanto, aboliendo los rumores, Nerón subyugó a los reos y los sometió a penas e investigaciones; por sus ofensas, el pueblo, que los odiaba, los llamaba “cristianos”, nombre que toman de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato; reprimida por el momento, la fatal superstición irrumpió de nuevo, no sólo en Judea, de donde proviene el mal, sino también en la metrópoli [Roma], donde todas las atrocidades y vergüenzas del mundo confluyen y se celebran.

Anales, 15:44:2-3

Gayo Suetonio Tranquilo (75-160), escribió, en una lista de las actividades realizadas por Nerón:

Multa sub eo et animadversa severe, et coercita, nec minus instituta [...]
afflicti suppliciis Christiani, genus hominum superstitionis novae ac maleficae.
Bajo éste [su reinado] se reprimieron y castigaron muchos abusos, dictándose reglamentos muy severos [...]
Nerón infligió suplicios a los cristianos, un género de hombres de una superstición nueva y maligna.

En un manuscrito siríaco del siglo VII, que se encuentra actualmente en el Museo Británico de Londres, se recoge una carta de un tal Mara Bar-Serapion. La escribe desde la cárcel a su hijo, exhortándole a buscar la sabiduría. No hay acuerdo sobre la antigüedad de la carta, pero la mayoría de los estudiosos la fechan en la primera mitad del siglo II o incluso en el último cuarto del siglo I. Otros estudiosos afirman que fue escrita en el siglo III. En la carta hay una referencia a un «rey sabio», que ha sido interpretada por varios autores como una alusión a Jesús de Nazaret:

¿Qué ventaja obtuvieron los atenienses cuando mataron a Sócrates? Carestía y destrucción les cayeron encima como un juicio por su crimen. ¿Qué ventaja obtuvieron los hombres de Samo cuando quemaron vivo a Pitágoras? En un instante su tierra fue cubierta por la arena. ¿Qué ventaja obtuvieron los judíos cuando condenaron a muerte a su rey sabio? Después de aquel hecho su reino fue abolido. Justamente Dios vengó aquellos tres hombres sabios: los atenienses murieron de hambre; los habitantes de Samo fueron arrollados por el mar; los judíos, destruidos y expulsados de su país, viven en la dispersión total. Pero Sócrates no murió definitivamente: continuó viviendo en la enseñanza de Platón. Pitágoras no murió: continuó viviendo en la estatua de Hera. Ni tampoco el rey sabio murió verdaderamente: continuó viviendo en la enseñanza que había dado.

Citado desde Penna, Romano: Ambiente histórico-cultural de los orígenes del cristianismo: textos y comentarios, pág. 319, Bilbao, 1994.

Algunos autores han interpretado que la abolición del reino de los judíos a que se hace referencia es la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70, y el «rey sabio» por cuya muerte los judíos fueron castigados, Jesús de Nazaret.

Estas son solo algunas referencias históricas que nos hablan de la existencia del Jesús histórico, recogida por contemporáneos de su época.

Consideramos que para el propósito de este trabajo, son bastante elocuentes estos textos antes referidos, ya que no es nuestra intención adentrarnos en la historia sino más bien enfocarnos en la persona de Jesús de Nazaret, en su obra y su mensaje.

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