Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

somos agua pero todavía morimos de sed, aire pero aún no sabemos cómo elevarnos, fuego pero incapaces de dar calor, tierra pero nos asusta volver a ella, somos dioses con complejo de hombre, capases de crear un universo unicamente nuestro,pero nos falta amor, y fe.

La amenaza de los objetos serca de la Tierra

TARDE O TEMPRANO tenía que suceder. El 30 de julio de 1908, Moscú se salvó de la destrucción por tres horas y 4000 kilómetros, un margen apenas perceptible en la escala del universo. El 12 de febrero de 1947 otra ciudad rusa estuvo aun más cerca de perecer cuando el segundo meteorito gigante del siglo XX hizo explosión a menos de 400 kilómetros de Vladivostok, con una detonación comparable en energía a la de la bomba de uranio, que se acababa de inventar.


En aquella época no había nada que la humanidad pudiera hacer para protegerse de los últimos golpes aleatorios del bombardeo cósmico que otrora le llenara la cara de cicatrices a la Luna. Los meteoritos de 1908 y 1947 cayeron en yermos deshabitados; pero para finales del siglo XXI ya no quedaba sobre la Tierra ninguna región que pudiera usarse sin peligro para practicar el tiro al blanco celestial. La especie humana se había extendido de polo a polo. Así, inevitablemente…


A las 09:46 horas, la mañana del 11 de septiembre del hermoso verano del año 2077, la mayoría de los habitantes de Europa vieron aparecer en el cielo oriental una deslumbrante bola de fuego. Al cabo de unos segundos, la bola se había hecho más brillante que el Sol, y al surcar el cielo —al principio en completo silencio— iba dejando una estela de polvo y humo.


Pasaba por encima de Austria cuando empezó a desintegrarse, emitiendo una serie de estallidos tan violentos que más de 1 millón de personas sufrieron daños permanentes al oído. Ésos fueron los afortunados.


Desplazándose a cincuenta kilómetros por segundo, mil toneladas de roca y metal se impactaron contra las planicies del norte de Italia, destruyendo en cuestión de segundos la labor de siglos. Las ciudades de Padua y Verona desaparecieron de la faz de la Tierra; y las últimas glorias de Venecia se hundieron para siempre bajo el mar cuando las aguas del Adriático se precipitaron con violencia sobre la costa luego del impacto proveniente del espacio."


Cita con Rama
Arthur C. Clarke




Con esta escalofriante descripción empieza la novela Cita con Rama, del escritor de ciencia-ficción Arthur C. Clarke. Muchas obras de este género (y por lo menos una de Clarke) han resultado proféticas. ¿Sería posible que ésta lo fuera?
Definitivamente, excepto, sin duda, por las fechas. En julio de 1994, por si hicieran falta pruebas de que los asteroides y los cometas sí pueden chocar con los planetas, los pedazos del cometa Shoemaker-Levy 9 se hundieron en las profundidades del planeta Júpiter con un despliegue de energía aterrador. Si hubiera ocurrido lo mismo en la Tierra las consecuencias podrían haber sido desde la destrucción de centros de población, hasta la de la vida en el planeta.

He aquí un ejemplo de lo que ocurre cuando un objeto de alrededor de 50 metros de diámetro se impacta en la superficie de la Tierra. Las fotos son del llamado Meteor Crater, situado en Arizona, Estados Unidos. Hoy sabemos que el cráter se originó en un impacto ocurrido hace unos 50,000 años. Al principio los científicos creyeron que era de origen volcánico --hasta que descubrieron la inquietante realidad.


Meteor Crater, o Cañón Diablo


  • descubierto en 1891
  • 1.2 kilómetros de diámetro
  • 180 metros de profundidad
  • el borde se alza hasta 60 metros por encima del terreno circundante.
  • se han descubierto trozos de níquel y hierro distribuidos sobre una superficie de 260 kilómetros cuadrados.
  • los más pequeños se formaron por condensación de una nube de vapor metálico.
  • en el cráter se encuentran rocas de un tipo que sólo se puede formar bajo presiones descomunales.
  • Se calcula que, en promedio, la Tierra choca con un cuerpo de igual tamaño, o mayor, que el que excavó el cañón Diablo ¡una vez por siglo
  •  

Aquí está una tabla de los efectos y la probabilidad de impacto de asteroides o cometas de distintos tamaños. Las frecuencias (probabilidades) son aproximadas.



  • Diámetro del objeto Efecto Frecuencia (una vez cada…)
  • Menos de 30 metros Mucho humo, mucho ruido, pero pocas nueces. Por lo general, se desintegran en la atmósfera. 10 años
  • Entre 30 y 100 metros Impacto con potencia suficiente para asolar una ciudad. 100 años
  • Entre 100 y 900 metros Explosión capaz de destruir un país pequeño y provocar alteraciones geológicas, ecológicas y atmosféricas locales.
  • 10,000 años
  • Entre 900 metros y 2 kilómetros Efectos catastróficos mundiales, principalmente por la cantidad de polvo que inyecta en la atmósfera. 300,000 años
  • Entre 2 y 20 kilómetros Alteración de la atmósfera, terremotos, incendios y tsunamis. Extinción masiva como la que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. 100 millones de años
  • Más de 20 kilómetros Esterilización planetaria ---




De estos datos los científicos deducen que la probabilidad de morir a consecuencia de un impacto es de 1 a 20,000, mucho menor que la de perecer en un accidente de tránsito. Lo que impresiona de este tipo de desastres no es la probabilidad de que sucedan (que no dice cuándo va a ocurrir el próximo, por cierto), sino las consecuencias que tendrían si sucedieran. Puede ser que un impacto de un objeto de 20 kilómetros se produzca en promedio una vez cada 100 millones de años, pero si ocurre mañana podría acabar con la vida en la Tierra. Por eso hay que descubrir y clasificar todos los cuerpos celestes que puedan representar un peligro para nuestro planeta. De eso se ocupan ya varios equipos de astrónomos por todo el mundo:

Cómo nos podemos defender

Con este ejército buscando objetos peligrosos se calcula que, si descubrimos uno que vaya a chocar con la Tierra, será con suficiente anticipación como para tomar medidas. Éstas podrían ser:

Desviar el objeto por medio de explosiones nucleares, para lo cual habría que enviar una nave especial (y también espacial). Para eso es necesario estar advertidos por lo menos con 10 años de anticipación.


Destruir el objeto por medio de explosiones nucleares (también). Hay que tener cuidado de que los pedazos que queden sean lo suficientemente pequeños como para no causar daños.


Si no queda tiempo para llevar a cabo una de estas acciones, por lo menos habría que saber cuándo va a ocurrir la colisión y en qué parte de la superficie de la Tierra. Así se pueden tomar medidas para reducir al mínimo las pérdidas.
Ninguno de los asteroides y cometas cercanos que se conocen hoy en día tiene probabilidades de chocar con nuestro planeta, pero hay que seguir buscando. Para el año 2008 se espera que la clasificación de objetos cercanos a la Tierra esté completa (o casi).

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