
El Buda fue el hombre más despierto de su época। Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión। Entre sus primos, se encontraba Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, manteniendo la sonrisa en los labios.
Días después el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.
Muy sorprendido Devadatta preguntó:
¿No estás enfadado, señor?
Claro que no.
Muy asombrado inquirió:
¿Por qué?
Y el Buda dijo:
Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.
El Maestro dice:
Para el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable.
Compartido por Guillermo Calderón, México
Que mi corazón permanezca abierto.
Que despierte a la luz la cual es mi verdadera naturaleza.
Que sea sanado.
Que sea una fuente de sanación para todos los seres".
{Una oración de amor bondadoso enseñada por el Buda}
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