Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

Dame un punto de apoyo y moveré la tierra.

somos agua pero todavía morimos de sed, aire pero aún no sabemos cómo elevarnos, fuego pero incapaces de dar calor, tierra pero nos asusta volver a ella, somos dioses con complejo de hombre, capases de crear un universo unicamente nuestro,pero nos falta amor, y fe.

Orar Sin Cesar

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Dichoso el hombre que hace de la oración su alimento más importante. Vivimos en un mundo tan materializado y carente de valores espirituales, que son muy pocas las familias y personas que practican a diario el acto sublime de la oración. Y es que a decir de muchos ellos \"no hace falta\", porque alegan, que para estar en gracia de Dios no hay necesidad de estar orando todo el tiempo y a toda hora. Lastimosamente, ¡Qué equivocados están! los que piensan de esta manera, ya que para Dios no hay acto más hermoso que podamos ofrecerle, que el de la oración, pues, esta es la forma más directa y segura de comunicarnos con Él.

Es por lo tanto la oración, ese puente de enlace entre el ser humano y su Creador; enlace que a medida que lo vamos practicando se convierte en una gran necesidad para nuestra alma y nuestro espíritu, dado que en la misma medida que nuestro cuerpo requiere del alimento material cotidiano para poder subsistir y tener fuerzas físicas para luchar y trabajar, asi mismo necesitamos del alimento espiritual de la oración para fortalecer nuestro espíritu, y estar preparados para enfrentar la batalla diaria de la vida, en la que aquel que no está dotado de este alimento espiritual, sucumbe facilmente ante las pruebas.


Pero para entrar en contacto con Dios no necesitamos pedir audiencia, o estar revestidos de una dignidad especial, sólo hace falta tener esa gran necesidad de querer hablar con Él, de sentir esa \"llama viva\" que nunca se extingue en nuestro corazón, y sentir como la presencia de Dios se mueve dentro de nuestro ser. Es necesario solamente cerrar nuestros ojos, dondequiera que nos hallemos y en una meditación sincera y profunda, invocar el santo nombre de Dios y pedir que Él entre en nosotros. A partir de ese momento, deja que tu corazón cual manantial de agua viva, brote de él las palabras y todo cuanto quieras decirle, con la certeza absoluta que estas en la presencia del amigo más fiel y sincero que en toda tu vida pudieras encontrar ... Estas en la presencia de Dios.


Por ello, haz de la oración tu medio infalible para estar siempre en la gracia de Dios. Desde que despunta el alba en cada día, alaba a tu Señor y entrégale tu oración cargada de agradecimiento por todo cuanto te da. Y a cada paso que des, al salir al trabajo, al estudio, a tus actividades, dentro o fuera del hogar, ora a Dios para que Él guíe tus pasos y todo cuanto haces. En los buenos y malos momentos, ora a Dios. Ora a Dios todo el tiempo y sin cesar, te aseguro que quedarás maravillado ante los resultados del poder de la oración.


Autor_fuente: Eduardo Sánchez Elizalde

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